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¡El truco! Hoy, legumbres

Actualizado: 2 abr 2020

Las legumbres son uno de los alimentos más ricos y completos, nutricionalmente hablando, y es recomendado por sus proteínas, hidratos de carbono, lípidos, fibra, minerales y vitaminas. Por este motivo, hoy enseñaré los trucos para preparar bien unas legumbres, para que, a parte de saludables, estén deliciosas.




TRES CONSEJOS BÁSICOS


  • Para obtener una piel más tierna y que sea más fácil de masticar es recomendable echar sal fina a las legumbres

  • No hay problema con añadir más agua a mitad de la cocción si nos hemos quedado cortos al cocinar, eso sí, siempre caliente, excepto en el caso de las alubias que será lo contrario, siempre fría.

  • No se debe remover la olla con utensilios de cocina pues se pueden romper las legumbres. Es mejor dejar que la convección del agua caliente las maree en el cazo u olla.


LA PIEL: EL PRINCIPAL PROBLEMA

La piel es la mayor responsable de provocar las malas digestiones de las legumbres, y no solo eso, también obliga a que la cocción sea mucho más larga, provocando que la textura resultante no sea muy agradable en ciertos platos. El truco de hoy consiste en aprender a quitar la piel de los garbanzos de forma sencilla. Sin ella, conseguiremos que nuestros purés sean más cremosos y los platos más digestivos.



Si los garbanzos están secos... Hay que tener en cuenta el bicarbonato de sodio.

Al añadirse este compuesto a los garbanzos secos que han estado en remojo, tras enjuagarse, conseguiremos que la piel sea más endeble al cocinarse, con lo que se separará y desintegrará más fácilmente en la olla.


Si los garbanzos están cocidos... no hay problema, con unos sencillos pasos podremos conseguir un resultado parecido al de los secos:

  1. Tenemos que enjuagarlos bien y escurrirlos con agua. A continuación, los colocaremos en un recipiente para el microondas y añadiremos una cucharadita de bicarbonato por cada 200 gramos de garbanzos que hayamos cocinado.

  2. Los calentaremos en el microondas, solo un poco, para que se enternezcan.

  3. Llenaremos un nuevo recipiente de agua caliente y arrojaremos los garbanzos.

  4. Utilizaremos las manos para remover el agua y que los garbanzos se froten, desintegrándose así poco a poco las pieles. Hay que hacerlo con suavidad, para evitar que se parta o chafe la legumbre.

  5. Escurriremos con ayuda de un colador el contenido del recipiente, para eliminar las pieles.

  6. Tendremos que repetir el proceso una o dos veces más hasta que dejemos de colar pieles y el agua esté limpia.

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